No pasa ni un día en que la cúpula del PP, a través de alguno de sus miembros "más distinguidos", nos obsequie con una muestra de su cinismo institucional o su desvergüenza personal.
Se podría hacer una nómina interminable con las perlas de ese collar de "tienda de todo a 100" en que se convierten las ideas pasadas a palabras de su dirigencia. Ahí va alguna:
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Trillo y el Yak-42: "No era cuestión de mi competencia"...
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Aznar y su "fábrica de ideología": ... "Europa necesita más austeridad...", etc
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General Navarro o la obediencia debida: "Solo dulcifiqué las autopsias..."
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Esperanza Aguirre (borderline ¿si o no?): "No se debe criminalizar a nadie que quiere acortar el sufrimiento de las familias"...
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Ana Botella la alcaldable: "Mi marido está legitimado por la historia..." (¡ufff!)
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Rajoy, desaparecido en combate: A falta de algo mejor y con contenido político, dice que "los chiringuitos dan alegría..."
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Sorayina: "Estoy muy preocipada por Trillo..."
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Güemes: ..."solo han molestado a los pacientes oncológicos..."
La lista sería interminable y no me apetece seguir, porque tengo una mezcla de tedio y bronca monumental ante la desfachatez y mediocridad intelectual y humana de semejantes personajes.
Esta nómina de mindundis, a los que no quiero ver ni en foto, quiere volver a gobernar en España y a mi, sinceramente, se me abren las carnes porque la historia del país nunca caería más bajo de lo que ya la dejaron cuando estuvieron gobernando, comandados por el más indeseable de todos: el señorito... Aznar.