Sé que debería estar ya acostumbrada... (uy, ésto me parece que ya lo dije un ciento de veces aquí...) a las cosas que pasan en España.





Todos nos congratulamos por ciertas leyes que de tanto en tanto sanciona nuestro Parlamento, unas que gustan más y otras que gustan menos, a unos u otros, va por barrios. Pero se ve con demasiada frecuencia que muchas de esas leyes se convierten en papel mojado desde el mismo momento que se promulgan: Ley de Dependencia, anti-tabaco, Educación para la Ciudadanía, Igualdad, Memoria Histórica...





Memoria Histórica... qué chiste... resulta que eso de la memoria vale para los de siempre, y para los desmemoriados históricos vale un churro. La ultraderecha española lleva decenas de años reescribiendo la historia que les interesa y parece que lo que aprendimos en los libros y sobre todo en el día a día de nuestras casas era todo un sueño. Y tenemos que escuchar como la inefable Esperanza Aguirre, ultraliberal a la carta, Aznar y los más interesados en el nuevo cuento chino, los cachorrillos del PP, nos "revelan" que la oprobiosa guerra civil la empezaron los "otros", jamás de los jamases un golpe de estado liderado por una milicia históricamente golpista. "Franco, ese hombre" fue un plácido dirigente que todo el mundo quería y admiraba y los españoles éramos un país de "gente de bien y sensata" que estaba encantada con todo lo que vivía.





Llevan muchos años lavando el cerebro de la ciudadanía, con la convicción de que una mentira repetida millones de veces se acaba convirtiendo en verdad, tal y como su gurú Goebbels les enseñó. Y en muchos casos, tengo que reconocer con mucha inquietud, los hechos les están dando la razón. Quisieron borrar el sentido crítico y la gente rumia, como las vacas, ese pasto indigesto que les lanza al pesebre la ultraderecha política y mediática.






Y todo ello amparado por la Iglesia española y sus jerarcas, que no han aprendido nada, salvo las teorías goebbelianas y la técnica de la "gota malaya". Que en repetidas homilías tengan la desvergüenza de criticar que muchos españoles quieran enterrar dignamente a sus muertos, mientras canonizan un día sí y otro también a los muertos de su lado, empezando por Sor Maravillas del Nardo y acabando por beatificaciones comunitarias. Memoria para unos, olvido para todos los demás. Puro cristianismo en posología masiva. Asco dan.





Y ahora toca el crucifijo. Esa imagen desagradable y aterradora de un hombre torturado y sanguinolento, en diferentes tamaños y realismo terrible que a todos los niños de este país nos obligaron a desayunar cada día. Y todo esto, en un país aconfesional por mandato constitucional. Ahí es nada...







Gente que levantaba el brazo, en saludo fascista. Que llevaba a Franco bajo palio, algo reservado para la Custodia... bueno, en realidad el se consideraba "custodio" de las esencias, debía ser por éso que le reservaban ese puesto dignísimo esos que ahora nos acusan de impedir la "sana convivencia":





..."No son pocos los que manifiestan una justificada inquietud ante el peligro de un deterioro de la convivencia serena y reconciliada. La historia de España ha estado, por desgracia, jalonada por tensiones que más de una vez han desembocado en enfrentamientos fratricidas. Gracias a Dios, la actual situación internacional y nacional no es la misma. Pero siempre es necesario vigilar para evitar de raíz actitudes, palabras, estrategias y todo lo que pudiera dar pábulo a las confrontaciones que puedan acabar siendo violentas. Es necesario cultivar el espíritu de reconciliación, sacrificado y generoso, que presidió la vida social y política en los años llamados de la transición a la democracia. A veces es necesario saber olvidar. No por ignorancia o cobardía, sino en virtud de una voluntad de reconciliación y de perdón verdaderamente responsable y fuerte. Es lo que puede llamarse una auténtica y sana purificación de la memoria".

Rouco dixit...

O sea, Santa Maravillas puede ser recordada. El hombre con nombre enterrado en una cuneta, que se pudra en el olvido.