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He leído hoy en la prensa que Irene Villa, (víctima del terrorismo de ETA y arropada por todo el pueblo español cuando el atentado en el que se vió envuelta junto con su madre dejó a todos los españoles sobrecogidos por la pena), deja sus actividades en la asociación de víctimas del terrorismo porque se siente incomprendida.
Ante todo mi solidaridad con ella y su familia, porque no hay derecho a lo que les pasó. Pero sería prudente recordarle, porque es muy jovencita y sus circunstancias pueden empujarla a ser manipulada, que las víctimas del terrorismo no pueden tener mil pancartas. Deben ir todas juntas, porque lo que les ha pasado es la misma desgracia provocada por manos asesinas que tienen el mismo color: el fanatismo de cualquier signo.
Y debería recordar que todos los españoles bien nacidos estuvimos y estamos con TODAS las víctimas del terrorismo, sin importarnos quién puso la bomba o manejó la pistola. Y ellos, las víctimas deben buscar el consuelo, el respaldo, la solidaridad y la ayuda de TODOS los españoles, no solo de parte de ellos.
El que puso la bomba o apretó el gatillo no ha sido ningún gobierno. Han sido los terroristas. Ningún gobierno, por muy mal que lo haga en este tema, merece el castigo de las manifestaciones partidistas amparándose en una herida abierta que tenemos todos en el alma.
Todos los gobiernos que ha habido en España desde la transición han hecho lo imposible para terminar con esta lacra. Adolfo Suárez, Calvo Sotelo, Felipe González, José María Aznar y ahora José Luís Rodríguez Zapatero. Todos ellos lo han intentado y no son capaces de conseguirlo. Y hasta ahora nadie había promovido la desunión entre víctimas y españoles como lo ha hecho y está haciendo la oposición y la AVT.
Le diría a Irene Villa si pudiera hablar con ella que la incomprensión comenzó el día que se puso bajo una bandera y olvidó a muchos compañeros. El día que sintió que odiaba más a un presidente del gobierno que a los propios asesinos. El día que dejó de ir junto con todas las víctimas y compatriotas a manifestarse. El día que volvió a ser niña manejable por intereses bastardos. Ese día se ganó la incomprensión de buena parte de los que antes la apoyábamos, porque se convirtió de referencia a vocera de unos intereses que no eran los suyos.
Me apena que no se sienta comprendida, pero hace tiempo que nosotros no la comprendemos a ella.
Ante todo mi solidaridad con ella y su familia, porque no hay derecho a lo que les pasó. Pero sería prudente recordarle, porque es muy jovencita y sus circunstancias pueden empujarla a ser manipulada, que las víctimas del terrorismo no pueden tener mil pancartas. Deben ir todas juntas, porque lo que les ha pasado es la misma desgracia provocada por manos asesinas que tienen el mismo color: el fanatismo de cualquier signo.
Y debería recordar que todos los españoles bien nacidos estuvimos y estamos con TODAS las víctimas del terrorismo, sin importarnos quién puso la bomba o manejó la pistola. Y ellos, las víctimas deben buscar el consuelo, el respaldo, la solidaridad y la ayuda de TODOS los españoles, no solo de parte de ellos.
El que puso la bomba o apretó el gatillo no ha sido ningún gobierno. Han sido los terroristas. Ningún gobierno, por muy mal que lo haga en este tema, merece el castigo de las manifestaciones partidistas amparándose en una herida abierta que tenemos todos en el alma.
Todos los gobiernos que ha habido en España desde la transición han hecho lo imposible para terminar con esta lacra. Adolfo Suárez, Calvo Sotelo, Felipe González, José María Aznar y ahora José Luís Rodríguez Zapatero. Todos ellos lo han intentado y no son capaces de conseguirlo. Y hasta ahora nadie había promovido la desunión entre víctimas y españoles como lo ha hecho y está haciendo la oposición y la AVT.
Le diría a Irene Villa si pudiera hablar con ella que la incomprensión comenzó el día que se puso bajo una bandera y olvidó a muchos compañeros. El día que sintió que odiaba más a un presidente del gobierno que a los propios asesinos. El día que dejó de ir junto con todas las víctimas y compatriotas a manifestarse. El día que volvió a ser niña manejable por intereses bastardos. Ese día se ganó la incomprensión de buena parte de los que antes la apoyábamos, porque se convirtió de referencia a vocera de unos intereses que no eran los suyos.
Me apena que no se sienta comprendida, pero hace tiempo que nosotros no la comprendemos a ella.
2 comentarios:
Para la AVT hay víctimas de primera, de segunda e incluso de tercera.
Mientras esto sea así, encontrarán incomprensión en gran parte de la sociedad.
Irene Villa (y su madre) deberían hacerselo mirar. ¿De dónde sale tanto odio a Zapatero?
El odio puede ser motivado por falta de afinidad política severa, como es el caso de muchos votantes y simpatizantes del PP, que no se limitan a disentir de las ideas del adversario, sino que van más allá, con soflamas, pancartas, slóganes y cánticos, de los cuales vemos muchos cada vez que se manifiestan contra el gobierno, o escuchamos a los parlamentarios en el Congreso, calentando a sus masas.
Y otro motivo puede ser precisamente la consecuencia de lo anterior. Gente que podría disentir de las ideas del oponente, se vuelve enemiga acérrima al escuchar y somatizar todo el odio y el resentimiento que transmiten los que precisamente deberían ser bomberos para aplacar el fuego del encarnizamiento y hacen todo lo contrario: echar gasolina al material inflamable que todos podemos llevar dentro en un momento dado.
Irene Villa ha estado rodeada de incendiarios, para su desgracia. No le han ayudado a vivir y a agradecer la gran solidaridad que ha tenido, solidarizándose ella a su vez con sus compañeros de desgracia. Le han enseñado a sacar lo peor que todos llevamos dentro y que solo sacamos cuando las circunstancias lo favorecen. Es muy lamentable lo que los dirigentes de algunas asociaciones de víctimas del terrorismo están haciendo, jaleados por políticos obscenos, aprovechándose precisamente de la parte más débil y sensible de la macabra cadena del "acto terrorista".